En el sitio de la Revista Para ti Deco, en la sección Tendencias, salió una nota de la productora NATASHA VAZQUEZ y fotos de MARCELLO MOLLINARI en donde aparecen productos de Puerta al Sur...
En tan sólo 50 m2, este loft ubicado a metros de las playas de José Ignacio, en Uruguay, ofrece todo lo necesario para unas cómodas vacaciones de a dos. Y le suma además una selección de muebles retro –la mayoría de anticuarios y remates– que refleja el gusto de sus dueños por la estética vintage.
Buscaban un refugio silencioso a metros de las playas que bañan la costa de José Ignacio, en Punta del Este. Una casa tranquila y sin mayores pretensiones, ideal para una vida de a dos. Ella, diseñadora de la marca Puerta al Sur, y él, empresario inmobiliario, habían adquirido un lote de más de 1000 m2, pero optaron por construir un loft que no ocupara más de 50. En un futuro, dicen, vendrá una casa grande, y este espacio pequeño, pero funcional será para huéspedes.
La construcción da cuenta del espíritu de sus dueños: sencilla y cálida, con pisos de tablones de álamo, techo de machimbre pintado de blanco y su pasión por lo antiguo reflejada en las aberturas, todas compradas en demoliciones de Buenos Aires y Uruguay.
La construcción da cuenta del espíritu de sus dueños: sencilla y cálida, con pisos de tablones de álamo, techo de machimbre pintado de blanco y su pasión por lo antiguo reflejada en las aberturas, todas compradas en demoliciones de Buenos Aires y Uruguay.
También los muebles responden a esa estética. En el centro del espacio se armó el living con un juego completo de sofá y sillones de los años ‘70, con su tapizado original en cuerina verde (precioso hallazgo en un anticuario de San Carlos), una mesa baja en madera laqueada, también de anticuario, con objetos vintage en colores marinos y una delicada banqueta tapizada en cuerina blanca con tachas que se trajeron de un remate. La lámpara de techo llegó desde un anticuario de San Telmo.
Aquí la cama se viste con sábanas de algodón blanco, una manta de algodón del norte argentino y un almohadón vintage. Tiene un respaldo de madera tallada, comprado en un remate de Carmelo, al igual que las mesitas de luz. A sus pies, una alfombra ovalada tejida al crochet en tela de algodón (desde $ 315, Puerta al Sur) imprime color. Del techo cuelga una clásica lámpara de tres bolas (de un anticuario de Tigre), que se recorta contra el muro blanco, apenas calado con dos mini ventanas espías.
Una cómoda de los años ‘70, con la pintura original desgastada, le da cierta privacidad al dormitorio y marca una división virtual con el resto del loft.
En el extremo opuesto del loft y junto a la cocina, un par de mesas de bar con bancos de madera de pino resuelven el informal comedor. Una alfombra del norte argentino marca el límite de este espacio.
Este estilo vintage y retro que le da personalidad al interior del loft, forma un buen contrapunto con la imagen de la casa desde el exterior: un volumen sencillo que parece emular a las construcciones rurales uruguayas, pero con aberturas de demolición y una magnífica reja art nouveau que, desde la puerta de entrada, anticipa lo que vendrá.
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